Mi casa

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© Héctor Garrido

viernes, 28 de julio de 2017

HEMINGWAY PERIODISTA

Aquí tenemos a  Hemingway tomando notas o escribiendo sobre la marcha, como el buen periodista que siempre fue. Estoy releyendo en estos días una selección de 77 artículos y crónicas publicados por Hemingway entre 1920 y 1956. Escribió cientos. En diarios y revistas. De todos los temas y desde muchas partes del mundo. Este libro se titula Enviado especial y fue publicado por Planeta,  Barcelona, en 1967, pocos años después de su muerte en 1961.  Uno de los más extensos es El Gran Río Azul, publicado en "Holiday" en julio 1949. Es una larga crónica donde explica por qué le gusta vivir en  Cuba. No lo dice todo. Sólo algo. Era cuidadoso y no revelaba detalles de su compleja y enrevesada vida privada. Después de dar vueltas para situar al lector, entra a hablar de la pesca de la aguja en la Corriente del Golfo, que le apasionaba. Hasta da detalles técnicos sobre el tipo de aparejos, señuelos y carnadas que utiliza en cada época del año en relación con  los peces que quería capturar.  
Escribía siempre desde un punto de vista personal, casi protagónico,  en primera persona, y muy metido en el ambiente, de tal modo que no "describe" desde fuera sino que narra desde adentro, de un modo convincente. Acumula detalles, datos, situaciones, diálogos, todo muy bien imbricado de tal modo que el texto siempre parece, y es, un relato narrativo único. No atormenta al lector con disquisiciones y opiniones personales sino que le aporta elementos para que el lector reconstruya la crónica a medida que lee. El lector está obligado a participar.
Desde adolescente he leído mucho a Hemingway por eso me causó tanta gracia lo que Tom Wolfe escribió en 1973 en el prólogo de su libro El nuevo periodismo. Decía que el periodismo literario acababa de irrumpir en el mundo y que los novelistas ya habían quedado atrás  de un modo definitivo y mortal. Era una promoción comercial y nada seria. Wolfe siempre ha sido un buhonero vulgar y nada más. Antes de los periodistas que Wolfe incluía en su antología  brillaban ya en el relato periodístico Daniel Defoe, el Dr. Samuel Johnson, Henry Stanley, y otros muchos, Hemingway entre ellos, por supuesto. 
Dicho lo anterior quiero terminar con una cita  tomada de La tumba inquieta (1944 - 1945) de Cyril Connolly: "Cuantos más libros leemos, antes nos damos cuenta de que la verdadera misión de un escritor es crear una obra maestra, y que ninguna otra tarea tiene la menor importancia...Todas las incursiones en el periodismo, la radio, la propaganda o los guiones cinematográficos, por grandiosas que sean, sólo pueden resultar decepcionantes. Poner lo mejor de nosotros en esas formas de expresión es otro desvarío, ya que así condenamos tanto buenas como malas ideas al olvido eterno".
Connolly no fue básicamente un escritor de ficciones o de poesía. Era un brillante ensayista, editor y crítico literario ante todo, escribió una sola novela ya felizmente olvidada, así que no tenía por qué saber cómo funcionan los escritores de ficción. Lo cierto es que uno a veces está agotado de tratar con personajes retorcidos, furiosos, agresivos o lo que sea. Gente mala y que viven  in extremis, quiero decir. Generalmente los personajes de un cuento o de una novela son gente al borde del abismo. Y nos saturan, nos sobrepasan, de tal modo, mi querido Cyril, a veces tenemos que poner cierta distancia entre ellos y nosotros, olvidarlos en aras de nuestra propia salud mental. Y escribir unos poemas o estas pequeñas crónicas para publicarlas en alguna revista o en este blog, así de simple, camarada.

martes, 25 de julio de 2017

ESCRITORES Y BIBLIOTECAS

Aquí estoy en 1999, en mi estudio en Centro Habana. Una foto que tomó Marianne Greber. Creo recordar que yo pasaba a máquina Animal tropical. Es una foto excepcional. Nunca me han gustado las fotos de escritores entre libros. Me parece una pedantería exhibicionista retratarse delante de la biblioteca personal. En esa época creía que las lecturas y la cultura personal deben esconderse lo más posible. Todavía lo creo aunque no con tanto radicalismo como en ese entonces.  Aquí está mi biblioteca que en esa época tenía más de 6 mil ejemplares. Y por ahí más o menos empecé a reducirla. Marianne había visitado mi casa  un par de años antes, con una periodista austriaca que intentaba hacer un reportaje sobre jineteras, lo cual era un fenómeno en Cuba y llamaba la atención.  Marianne y yo somos buenos amigos desde entonces. De esos pocos amigos que uno  sabe que van a durar toda la vida. Tenemos mucho en común, sobre todo el ansia y la vocación por explorar siempre mundos nuevos y diferentes a los ya conocidos. En cuanto a mi biblioteca puedo decir que ahora está en alrededor de 3 mil ejemplares, que ya es mucho. Y mi lucha no es por añadir más sino por restar.
Dos escritores exquisitos que tenían los libros y las bibliotecas entre sus temas predilectos de disección eran Jorge Luis Borges y Umberto Eco. Siempre atinaban.  Otro exquisito que dedicó su vida a los libros fue mi admirado  Cyril Connolly, en su ensayo titulado El año del bibliófilo, de 1967, escribe: "Cada vez va a menos. Así es como respondo cuando me preguntan por mi bibliofilia. La necesidad está desapareciendo: la desesperada ansiedad de encerrar a todos mis autores favoritos en el Arca donde pueda regodearme con ellos a mi gusto, incluso mientras ellos se regodean entre sí, es cosa del pasado. La lista de los que busco es cada vez más breve".
Es así. Las bibliotecas públicas sí deben crecer siempre. Más y más. Hasta reventar las paredes. Tienen que satisfacer todos los gustos. Pero la biblioteca personal debe reducirse siempre. Cuanto menos mejor. Con los años nos ponemos más selectivos. No sólo en las lecturas sino en todo. Yo escojo cuidadosamente los viajes, los autores que quiero conservar, las películas y la música, las comidas, los poemas que escribo, las mujeres que deseo, los amigos. Todo se ve sometido a un proceso de selección. Un filtro que funciona como una destilería. Creo que es lógico. Después de tanto leer y escribir, después de tanta locura y caos vital, uno necesita un poco de silencio. Necesitamos mirar hacia dentro.  

domingo, 23 de julio de 2017

EL DRAGO DE ICOD

Ese árbol extraño y enorme que está al fondo es el drago de Icod de los Vinos, un antiguo pueblo montañoso al norte de Tenerife. Le llaman el drago milenario pero se ha comprobado que tiene unos 800 años. De todos modos, es impresionante.  Le rodea un pequeño parque con especies botánicas autóctonas de las islas. De ese modo regulan además el acceso al árbol. El norte de Tenerife es la zona más antigua de la isla. Hay muchos pueblos pequeños, silenciosos, muy antiguos. Este árbol, por ejemplo, está rodeado de leyendas. Algunas muy eróticas, sobre doncellas canarias perseguidas por los invasores peninsulares  y salvadas al refugiarse en el interior de estos árboles, cuya savia además, es roja como la sangre, lo cual aumenta el dramatismo de las historias. La leyenda más definitiva  cuenta que bajo este árbol se realizó la última reunión de los cuatro últimos menceyes guanches (reyes nativos): Pelicar de Adeje, Romen de Dante, Pelisor de Adeje y Adjoña de Abona, para acordar la paz con el rey de España, con el fin de evitar un baño de sangre para su ya castigado pueblo. 
Recordemos que las siete islas de Canarias servían de base naval de avanzada al reino de España ya en el siglo XV. Y que Cristóbal Colón, y otros muchos navegantes españoles, hacían escala aquí al ir o regresar de "Indias". En La Gomera todavía conservan una casa donde hay un pozo en el patio. Se dice -es la versión oficial-  que de ese pozo abastecieron de agua a las embarcaciones usadas en la conquista de América. Ya hoy el pozo al parecer está seco. En esta zona del norte abundan las personas muy blancas, rubias o pelirrojas, casi siempre con ojos azules o grises muy claros. Según los lugareños  los piratas y corsarios holandeses y del norte de Europa navegaban por aquí, entraban en alguna pequeña rada en busca de agua y alimentos o quizás para negociar contrabando y de paso se refocilaban con el buen vino de la zona, con la comida que es excelente y con las jóvenes mozas. Enseguida partían y ni se enteraban de que dejaban descendencia en esos puertos escondidos  del norte tinerfeño. Eso son las islas ante todo: un cruce de caminos.

miércoles, 12 de julio de 2017

¿CAMBIAR MI CUERPO?

Estas dos fotos son de la modelo africana Nyakim Gatwech, de Sudán del Sur. En estos días es muy popular porque en las redes sociales ha ratificado que se siente muy bien siendo tan negra y ha llamado a toda la gente de su raza para que no usen cremas blanqueadoras. Está comprobado que estos productos químicos son muy dañinos y pueden producir cáncer de piel y otras enfermedades. Nyakim ha contado que en la escuela -vivía en USA- le decían que se duchara porque estaba demasiado negra. Esto la deprimía, como es lógico. Al fin logró superar sus problemas de baja estima generados por estas humillaciones escolares. Levantó su autoestima y se ha convertido en una sobresaliente modelo internacional, muy orgullosa de su color.
Ya sabemos que todo es relativo. Para mi gusto personal Nyakim está superbien físicamente y al parecer es una persona inteligente y luchadora. Así que estupendo. Creo que cada persona debe aceptarse como es y agradecer lo que tiene.
La primera vez que vi  tiendas rebosantes de productos de "belleza" para mujeres negras fue en el barrio negro de Barbes-Rochechouart, en París. Me quedé asombrado. Muchas tiendas donde vendían todo tipo de cremas para el pelo, para blanquear la piel, pelucas con pelo lacio y no sé cuántas cosas más. Me pareció que todo estaba dirigido a cambiar la belleza natural de la mujer negra para acercarse al canon blanco de belleza. Algo no funcionaba pero en aquel momento no pensé mucho en el asunto. Era el verano de 2007. Después se incrementó la moda de la silicona: labios, tetas, culos, mejillas. Todo de silicona. A mí me parece horroroso. Una teta dura por el plástico en su interior, o unos labios donde la silicona se corrió y la mujer parece una mona. No me gusta. Me parece absurdo. Pero por otro lado reconozco el derecho de cada quien a intervenir en su propio cuerpo y cambiarlo. Al igual  que aquellos que dedican horas y horas cada día al gym para llenarse de músculos. Uno de los mejores consejos que me han dado se lo debo a una masajista, en un Spa en Tenerife. Mientras me daba el masaje le comenté que quería quitarme unas manchas que tengo en las manos debidas al sol. Le conté que estaba experimentando con baba de caracol. Directamente. Cogía los caracoles del jardín y hacía que caminaran sobre mis manos y brazos dejando su rastro de baba. Me parecía que daba algún resultado. Ella se quedó en silencio  y al fin me dijo: "¿Y por qué usted no acepta sus manchas? Son normales". Entonces me quedé sorprendido por aquello. No lo esperaba. Y al fin le respondí: "Es verdad. Muchas gracias". Hay toda una filosofía detrás de aquella frase: "¿Por qué usted no acepta sus manchas?"  Y me gusta.

jueves, 6 de julio de 2017

CARILDA OLIVER LABRA

Carilda Oliver Labra cumple 95 años este 6 de julio 2017.Nació en Matanzas en 1922 y su bibliografía llega a unos 30 títulos, sobre todo de poesía pero también de ensayos y cuentos. Su segundo libro de poesía Al sur de mi garganta (1943) la hizo famosa, le permitió ganar premios y se convirtió a partir de ahí en la poeta desprejuiciada, erótica y rompedora de la poesía cubana y latinoamericana. Unos años después, entre 1963 y 1965 ella era mi profesora de inglés en la escuela secundaria básica Domingo L. Madam, en Matanzas. Una profe sonriente, paciente, encantadora, que nos daba clases con intensidad y fuerza. La queríamos.  Los adolescentes son difíciles de conquistar pero ella era como una sonrisa de amor o algo así. Un buen día, después de dos cursos,  se despidió de nosotros. Nos dijo que iba a dar clases de inglés en la secundaria del barrio de Los Mangos, que era un barrio bastante complicado y marginal. "Ellos me necesitan más que ustedes". Esa frase generosa de amor y entrega no se me olvida jamás porque en esos años estaba empezando la revolución y el lenguaje habitual y cotidiano no era de amor y entrega precisamente, sino todo lo contrario. Se imponía la violencia, el machismo, la agresividad y  el exceso cotidiano. Fueron años difíciles.  Ahora no puedo recordar al profe o la profe que la sustituyó. Claro, Carilda tenía tanta fuerza y empatía natural que era de por sí una persona muy especial e inolvidable.
Pasaron los años, yo empecé a trabajar como periodista, después escritor y por circunstancias de la vida nos hicimos amigos más allá de aquella relación de profesora/alumno. De nuestras conversaciones, casi siempre me pedía que fuera a su casa por la tarde-noche, tengo anécdotas para escribir un libro, pero nunca lo haré porque prefiero guardar para mí sus historias tan privadas y  habitualmente  cómicas y cálidas. Es una de esas personas que merece la pena tener siempre en el corazón como una de las buenas amigas  especiales, mucho más allá de sus méritos como poeta original y auténtica. Así que esta nota es como un beso de amor en la mejilla de Carilda. Sólo eso.

domingo, 2 de julio de 2017

TOURIST GO HOME

Cada vez en más ciudades aparecen estos grafitis. Esta foto la tomé hace poco en un discreto rincón en la fachada del hotel donde me alojaba en Praga. Estuve allí en mayo, no en el momento tope de julio-agosto. Así y todo éramos tantos turistas curioseando en la zona histórica de la ciudad que a ratos era agobiante caminar, sobre todo por el puente Carlos sobre el río Vltaba. Esto sucede en todas las ciudades atractivas del mundo. La Habana Vieja, por ejemplo, se está poniendo así. Demasiados turistas. Y los precios subiendo, de tal modo que los habaneros de a pie que viven en ese barrio lo tienen un poco difícil. La masificación del turismo es un fenómeno mundial. En 1950 -año en que nací, por cierto- se registraron 25 millones de viajes turísticos en el mundo. En 1995 fueron 536 millones. Ahora se calcula que rondan los mil 235 millones. El turismo no es bueno ni malo en sí mismo, el problema viene cuando el gobierno de una ciudad o de un país implementa decisiones para que todo se ponga en función del turismo, en detrimento de los habitantes del lugar. El turismo empieza a considerarse como industria en los años '90. El primer cálculo de su aportación al PIB mundial es de 2007, cuando se demostró que es equiparable al petróleo o a la agricultura. Ahora representa el 10% del PIB mundial. La codicia generalmente corroe. Barcelona y Madrid, por ejemplo. Las familias se van del centro, el turismo ocupa todos los edificios para convertirlos en hoteles y hostales. La ciudad pierde su identidad. A cambio cada una de estas ciudades recibe unos 30 millones de turistas anuales, que dejan ganancias. Es el proceso de Gentrificación, término inglés inventado en Londres en los años '60 para designar  este proceso de convertir una zona de la ciudad en parque temático en función del turismo y desplazar fuera a sus habitantes originales. Cada vez más ciudades caen en esto. Y a veces es patético. Hace años estuve en Cartagena de Indias, Colombia, invitado a un Hay Festival y me quedé asombrado porque en el centro histórico de la ciudad no había ni una sola persona de allí. En algún momento -me explicaron- el gobierno emitió una ley que permitía a los extranjeros comprar propiedades. Todo fue rápido. Como una plaga de langostas llegaron americanos, alemanes y otros adinerados, compraron todo a precios muy bajos y lo convirtieron en una gran zona de hoteles, boutiques, restaurantes y atracciones para turistas. La gente del lugar fue desplazada a las afueras. 
Y también está el turismo devastador de la naturaleza. Cada vez hay ofertas más extravagantes para ir a parques naturales a mirar gorilas "a pocos metros". No dicen que estos animales se confunden y deprimen cuando ven a tanta gente continuamente encima de ellos tomándoles fotos. O el ascenso al Himalaya de cientos y cientos de personas que quieren tener la "sublime experiencia" de estar en el techo del mundo. El resultado es miles de toneladas de basura de todo tipo en aquellos montes.
Hasta ahora se veía muy bien el turismo: Unos pasean y se divierten y otros trabajan y ganan dinero. Y con el arribo del Low Cost cada vez más tenemos acceso a ser turistas. Pero hace poco relativamente se ha comenzado a analizar el fenómeno de un modo más integral con los pros y contras que conlleva. Un tema preocupante más de nuestra modernidad tan vertiginosa y poliédrica.