Mi casa

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© Héctor Garrido

lunes, 6 de julio de 2015

LA BALADA DE LA CÁRCEL DE READING

                         












  Salimos de la estación de Paddington, en Londres. En 16 minutos llegamos a Slough. Bajamos para quedarnos un par de días en el cercano Windsor con unos parientes de mi mujer. Al día siguiente fuimos a Reading, a medio camino entre Windsor y Oxford. La famosa cárcel hoy está en ruinas. En la foto una esquina de uno de los patios abandonados. También hay un curioso monumento a Oscar Wilde, que estuvo allí, condenado a dos años de trabajos forzados. Wilde había nacido en Dublín en 1854. Se casó. Tuvo dos hijos. Escribió novelas, poemas, obras de teatro memorables. El retrato de Dorian Grey y La importancia de llamarse Ernesto son quizás las más conocidas. Dictó conferencias en las que exponía el concepto del arte por el arte, que fue la base del "dandismo". Cuando estaba en el pináculo de su carrera el marqués de Queenberry desató una furiosa arremetida contra él en diarios y revistas. Lo acusaba de homosexual. Wilde fue juzgado de acuerdo a la Criminal Amendement Act por graves actos de indecencia y condenado a dos años de trabajos forzados. Importantes círculos literarios europeos pidieron clemencia, pero no fueron escuchados. Cumplió en Reading. Su mujer, Constance, se asustó ante el escándalo, le dio la espalda y huyó a  Génova con sus dos hijos, que también lo rechazaron tajantemente. Al salir de la cárcel se fue a vivir a París y cambió de nombre. Ahora se llamaba Sebastian Melmoth. Duró poco. Mala salud, alcohol y la indigencia total. Murió en París en 1900, tres años después de salir de la cárcel. Tenía apenas 46 años. Su última obra es un poema largo y deprimente  titulado La balada de la cárcel de Reading. Sólo años después de su muerte volvieron a publicarse sus libros y con el paso de los años su obra se tradujo a numerosos idiomas. Una vida malograda sólo por sus inclinaciones sexuales.
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Traigo a Oscar Wilde a colación porque mi visita a Reading, hace unos días, coincidió con las celebraciones en muchas ciudades de los desfiles por el Día del Orgullo Gay. Ya hay más de  20 países donde es legal el matrimonio gay: Argentina-Bélgica-Brasil-Canadá-Dinamarca-Eslovenia-España-USA-Francia-Irlanda-Islandia-Luxemburgo-México-Noruega-Nueva Zelandia-Países Bajos-Portugal-Sudáfrica-Suecia-Uruguay y Reino Unido. Y poco a poco este derecho se extiende a otros países. Las noticias de otros lugares son decepcionantes. En estos días dieron tremendas palizas a gays que intentaron manifestarse en público en Marruecos y Turquía. En muchos países gente retrógrada y salvaje controla la situación. En algunos países da la casualidad que los más salvajes son los policías y los políticos que los mandan.
La historia de estos desfiles gay empezó el sábado 28 de junio de 1969 con los disturbios que duraron tres días a consecuencia de una brutal redada policial en el bar gay Stonewall Inn, en 43 Christopher St. en el Greenwich Village de NYC. Al año siguiente, el 28 de junio de 1970, se realizó el primer desfile para recordar aquel hecho histórico. Y todo evolucionó hasta el actual movimiento mundial LGBT por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans. Todo cambia.En Cuba ya quedaron atrás los años '60 y '70 cuando encerraban a los homosexuales en las UMAP y los despojaban de sus derechos ciudadanos. Desde hace unos años Mariela Castro dirige con eficiencia el Centro Nacional de Salud Sexual, que da un apoyo efectivo, con un enfoque humanista, a los gays y lesbianas. Es importante la labor de Mariela y su equipo, que también difunde ideas renovadoras en un país tradicionalmente machista. Cada cierto tiempo se habla de una posible ley para legalizar el matrimonio gay. Ojalá. Hay que dar la bienvenida a todo lo que huela a libertad y a respeto a los derechos humanos.

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