Mi casa

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© Héctor Garrido

sábado, 6 de junio de 2015

HOTEL NUEVA ISLA

Hay una buena y una mala noticia. Primero la mala: el instituto oficial de cine de Cuba no quiere participar ni mezclarse en producciones que profundicen en la compleja trama social cubana de hoy en día. Al parecer por eso se negaron a participar en la producción del largometraje El Rey de La Habana, basado en mi novela del mismo título y que cuenta con una edición cubana (Ediciones Unión, 2009) y se ha publicado en unos 15 idiomas. La película se acaba de rodar en República Dominicana, dirigida por el español Agustí Villaronga, quien además escribió el guión. Ahora entra en fase de edición. Y la buena noticia es que está surgiendo una generación de jóvenes directores, guionistas, actores, productores  tipo kamikaze: se lanzan con estos temas, bucean en profundidad, trabajan con poquísimo dinero, con equipos mínimos y recursos esenciales solamente. Y sin embargo saben moverse después en el complejo entramado internacional de distribución y festivales. Y sobre todo, lo más importante: Pegan duro. No hacen concesiones comerciales de ningún tipo. No son complacientes. Entre las más recientes e impactantes  producciones de estos kamikazes están Melaza (director Carlos Lechuga), Vestido de novia (directora Marilyn Solaya), Conducta (director Ernesto Daranas). Y ahora un documental de 71 minutos, extraordinario: Hotel Nueva Isla. Sencillamente inclasificable.  Dirigido a dos manos por Irene Gutiérrez y Javier Labrador. Después de años recorriendo Habana Vieja y Centro Habana, buscando temas para alguna película fuerte se decidieron por un edificio derruido y a punto de venirse abajo. El antiguo Hotel Nueva Isla, ubicado en  las calles Monte y Suárez, en el barrio de Jesús María. Habitado por muchas personas que o bien son desalojadas o buscan el modo de irse a un lugar habitable. Este edificio data de 1926, fue en sus tiempos una joya de la arquitectura habanera, pero ya hoy es una ruina a punto de venirse abajo. 
Lo impactante del documental es que es un hermoso poema entre los escombros.  La realizadora no da explicaciones de ningún tipo. Yo llevo 30 años viviendo en Centro Habana y conozco  a muchas personas como Jorge de Los Ríos. Un hombre que, por avatares de la vida, se ha quedado solo. Absolutamente solo. Tiene tres hijos -no sabe nada de ellos-  y  tuvo una vida "normal" si es que eso existe. Ahora  es un solitario sin nada.   Murió poco después de terminar la filmación del documental, ya que en pantalla aparece una dedicatoria a Jorge de Los Ríos (1954-2013). 
Así que es, a mi juicio, un documental esencialmente poético. Un canto a los demonios y los dioses que tenemos dentro y que dirigen nuestras vidas en una lucha eterna, infinita, entre la oscuridad y la luz. El documental fue realizado cuidadosamente a lo largo de más de dos años de trabajo y a mi juicio, además de ser una obra de arte humanista y convincente hasta la médula, queda como una página de la memoria de una época, de un momento en la vida de los cubanos. Algo imprescindible. Ojalá estos kamikazes no pierdan el impulso y sigan, sin ceder un ápice. Pegando duro.

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