Mi casa

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© Héctor Garrido

viernes, 8 de agosto de 2014

CREPÚSCULO EN LA HABANA

Llevo 30 años viendo estos crepúsculos desde las ventanas de mi apartamento en Centro Habana. Un espectáculo diferente cada  atardecer. Y yo con mi traguito de ron, un poquito de música, y agradeciendo lo que me ha tocado. Esta foto la tomé ayer. Hay un texto de Julio Cortázar titulado Cazador de Crepúsculos, lo publicó la revista Cine Cubano hace años, donde él dice que si fuera cineasta se dedicaría sólo a filmar crepúsculos. Cortázar era un jodedor. Un cronopio hasta el último minuto de su vida. Por supuesto, no voy a pasarme la vida tomando fotos de crepúsculos. Pero desde esta foto he pensado en el futuro. Dentro de 20 años, ó 30, los crepúsculos seguirán más o menos iguales. Pero ¿y la gente? Hace algunos años estuve en Cartagena de Indias, Colombia, en la zona histórica, creo que es Patrimonio de la Humanidad, y me asombró que no había personas de allí. Sólo turistas en una gran zona turística: hoteles, boutiques, restaurantes, SPA, y cosas así. Al tercer día me encontré con un colega escritor, colombiano, y me  explicó que aquel era un barrio normal, él nació y se crió allí, pero entonces aprobaron una ley que permitía comprar a los extranjeros. 
"Y todo fue muy rápido, me dijo. Alemanes, americanos, italianos, españoles, una avalancha de extranjeros comprando rápido. Mi madre vendió el caserón nuestro por lo que ella pensó que era mucho dinero. Pero eso le alcanzó apenas para comprarse un apartamento pequeño en las afueras de la ciudad. Ahora yo me he demorado dos horas en autobuses y taxis para llegar aquí, a mi antiguo barrio, que ahora llaman el Centro Histórico. Y ya ves que no hay gente. No ha quedado nadie aquí. Todo el mundo vendió y se fue a las orillas de la ciudad. Por suerte, yo vivo en Italia y vengo aquí sólo de visita porque es desagradable ver esto. Para mí es muy desagradable."
Después he estado en otras ciudades donde el proceso ha sido muy parecido: Oaxaca, en México. Brujas, en Bélgica. Pero las palmas se las lleva Venecia. Es terrible. Sólo turistas.  Encontrar un pequeño supermercado es casi imposible. Quedan unos 57 mil habitantes, cifra que desciende cada mes. Y recibe 24 millones de turistas al año. Un turismo masivo. Los venecianos no soportan los altos alquileres ni el ruido y la incomodidad.  Ya no tienen a mano una frutería, una carnicería, un pequeño supermercado, un bar y se van a las ciudades dormitorios de los alrededores, donde la vida es más vida.
Por suerte este proceso no se desarrolla en todas las grandes ciudades que atraen millones de turistas. Madrid, por ejemplo. Resiste bastante. En el centro  sigue viviendo mucha gente  nativa, aunque claro, el gobierno cada vez que puede "limpia y despeja". La plaza de Tirso de Molina, por ejemplo, y la calle de La Montera. Ya casi no hay putas en La Montera. Unas pocas de Europa del Este. Las acosan para que se vayan a los polígonos industriales. Pero resisten.  Y hacen bien. Tienen derecho a resistir y hasta han organizado sindicatos de putas y se ha hablado de que podrán cotizar a la Seguridad Social para tener derecho a jubilación. ¿Quién lo iba a decir? Son todo un ejemplo. Putas con conciencia de clase. Parece un chiste, pero no. Es un concepto democrático que hay que defender. Es algo muy serio. Son putas y quieren ejercer donde siempre han ejercido su oficio: en La Montera, a un paso de Sol, donde hay bares, sex shops, y sobre todo más gente y más hombres necesitados de sus servicios. ¿Por qué las quieren mandar a esos polígonos desérticos y tristes en casa del carajo?
Es decepcionante ver que la ciudad de uno se convierte poco a poco en un parque temático desabrido, lleno de turistas corriendo de aquí para allá, haciendo fotos de todo. Se pierde el sabor de la vida. Hay que emigrar, alejarse a un barrio de las afueras. Y ya no es lo mismo. En La Habana ya empezó ese proceso. El Vedado, Centro Habana y La Habana Vieja por ahora son las zonas más buscadas por los que ponen sus negocios de alquiler de viviendas. Está bien, la economía se mueve. Ya lo sé.  Por suerte Eusebio Leal lo tiene claro. Varias veces ha dicho que la Oficina del Historiador, que dirige, cuida mucho que  sigan viviendo  los habaneros de siempre en la zona que recupera. "La Habana Vieja no debe convertirse en una vitrina para turistas". Lo ha dicho muchas veces. Y hasta ahora se cumple con esa idea central. Ojalá sigan así las cosas y no se desboquen atrás del dinero rápido. Crucemos los dedos.

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